Vida bombardeada: Cómo los ucranianos resisten el asalto ruso
La invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia ya está en su décimo mes.
Durante este tiempo, las tropas rusas han destruido los hogares de millones de ucranianos, con misiles dirigidos a la infraestructura crítica, privando a la población civil de luz, calefacción, agua y comunicaciones.
Las tropas enemigas violan gravemente los derechos humanos y las costumbres de la guerra, implementando una política deliberada de matar a ucranianos. Los bombardeos y los ataques aéreos tienen como objetivo edificios residenciales, personas en paradas de transporte público y en colas, hospitales y escuelas. En los territorios ocupados, los invasores roban, violan, secuestran y matan a la población local.
Una anciana rescatada de un edificio residencial en Kyiv alcanzado por un misil ruso. Foto: Pavlo Petrov
Los rescatistas recuperan el cuerpo de una mujer fallecida entre los escombros de una casa destruida por los rusos en Zaporiyia. Foto: Albert Koshelev
Una mujer frente a las ruinas de un hospital de maternidad en Vilniansk. Un bebé de dos días murió aquí por los bombardeos rusos. Foto: Dmytro Smolienko
Una víctima del bombardeo del ejército ruso de un convoy humanitario en Zaporiyia. Foto: Dmytro Smolienko
Foto: Gennadiy Minchenko
Una víctima del bombardeo ruso de una parada de transporte público en Mykoláiv. Foto: Kyrylo Tymoshenko / Telegram
Edificios residenciales en Irpín destruidos por los rusos. Foto: Gennadiy Minchenko
Consecuencias de un ataque ruso contra la infraestructura de la comunidad de Kushugum, región de Zaporiyia. Foto: Dmytro Smolienko
Pivnichna Saltivka, distrito más destruido de Járkiv. Foto: Yevguen Kotenko
Según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), ya se han registrado más de 17.000 bajas civiles en la guerra de Rusia contra Ucrania, incluidos 6.655 muertos y 10.368 heridos. Al mismo tiempo, actualmente es imposible establecer el número exacto de bajas en los territorios temporalmente ocupados y en las zonas de hostilidades activas.
Cuerpos de civiles quemados por el ejército ruso en una calle de Bucha tras la desocupación de la ciudad. Foto: Anatoliy Siryk
Tetiana Perebyinis, dos de sus hijos y un hombre que los ayudó fueron asesinados por disparos de mortero rusos durante la evacuación de la ciudad de Irpín. Foto: Lynsey Addario
Hasta 440 niños han muerto y otros 852 han resultado heridos como resultado de la agresión armada de Rusia.
Los médicos del Hospital Infantil Clínico Regional de Zaporiyia brindan asistencia médica a un niño que sufrió heridas graves como resultado de los bombardeos de las tropas rusas. Foto: Dmytro Smolienko
Un niño de 13 años, Vova, ingresó en el hospital infantil de Okhmatdyt el 26 de febrero. Él y su familia estaban tratando de salir de Kyiv cuando su automóvil fue atacado. El padre del niño y su hermano de seis años murieron en el lugar. Foto: Okhmatdyt
Una de las víctimas más jóvenes de la guerra fue un bebé de dos días. Los invasores rusos lo mataron con un ataque con misiles contra el hospital del distrito de Vilniansk en la región de Zaporiyia la noche del 23 de noviembre. El bebé y su madre estaban en la sala de maternidad en el momento del ataque.
La mujer sobrevivió y tuvo que enterrar a su hijo menos de una semana después de su nacimiento.
Los rusos están recurriendo activamente a ataques masivos con misiles, cuando se disparan hasta cien misiles contra objetivos en toda Ucrania al mismo tiempo. La infraestructura crítica y los edificios residenciales son bombardeados, y los residentes permanecen sin electricidad, agua, calefacción y comunicaciones durante mucho tiempo. Sin embargo, las defensas aéreas ucranianas interceptan la mayoría de los misiles.
Foto: Yevgueniy Zavgorodniy
Según el director ejecutivo de Ukrenergo, Volodymyr Kudrytsky, después de los ataques masivos de Rusia a la infraestructura energética de Ucrania, casi no quedan centrales térmicas e hidroeléctricas intactas ni subestaciones nodales de Ukrenergo intactas en Ucrania.
Además, las tropas rusas apuntan a los gasoductos.
Las consecuencias de los ataques con misiles de las tropas rusas contra una refinería de petróleo e instalaciones de almacenamiento de petróleo en Odesa. Foto: Nina Liashonok
El enemigo quiere romper la resistencia de los ucranianos, privándolos del acceso a las necesidades básicas, sumergiendo a millones en la oscuridad y el frío.
El apagón eléctrico en Kyiv. Foto: Anatoliy Siryk
Foto: Gennadiy Minchenko
Sin embargo, tales condiciones solo endurecen a las personas que no están dispuestas a rendirse. Los ucranianos compran generadores para que las empresas puedan funcionar, hacen que sus hogares sean más acogedores con la ayuda de velas y aprenden a cocinar. También se adaptan a la vida en condiciones de emergencia y cortes de energía programados, equipando "centros de invencibilidad" donde pueden calentarse y cargar sus teléfonos.
A pesar del terror de misiles ruso, los médicos ucranianos continúan realizando operaciones extremadamente complejas sin luz, calefacción ni agua.
En Kyiv, una niña pequeña fue llevada a una gasolinera para conectar el inhalador necesario para su vida a la red eléctrica. Foto: @natasha_marinuk/Instagram
Personas en un café durante un apagón en Odesa. Foto: Nina Liashonok
Los ingenieros de energía de DTEK, junto con todos los servicios de rescate, continúan eliminando las consecuencias de los ataques conta las instalaciones de energía que Rusia infligió el 23 de noviembre. Foto: DTEK Kyivski Elektromerezhi
A pesar del apagón, los cirujanos cardíacos ucranianos continúan con la cirugía cardíaca. Foto: Centro de Cardiología Pediátrica y Cirugía Cardiaca
Un punto de carga de teléfonos móviles en el centro de Odesa. Foto: Yuliy Zozulia
SM